Monday, January 22, 2007

Lunes Locochon

Hace alrededor de cinco años, durante mi ultimo año de preparatoria (o High School, como nosotros la conociamos) la vida estaba llena de pequeños rituales, rutinas, y habitos que le daban sentido a la vida estudiantil y nos mantenian unidos... casi como una grán familia. Uno de tantos de esos pequeños rituales sucedía a la hora del lunch (o "receso" como algunas escuelas le llaman), que era cuando nuestro pequeño, pero respetable grupo de amigos nos reuniamos en un punto estratégico (que siempre era el mismo) para compartir alimentos y platicar y hacernos las burlas y comentarios pertinentes de acuerdo a la situación. Al terminar, cada quién volvía a su salón de clases. Claro, SIEMPRE con una sonrisa en el rostro, y una buena experiencia en el alma.

Así sucedía este ritual casi todos los días. Sin excepción alguna nos reuniamos y rockeabamos. Pero por alguna extraña razón, el rock no sonaba taaaaan fuerte los lunes. No era que no tuvieramos algo de que burlarnos o algo de que hablar. Simplemente existía algo en el ambiente del lunes que impedía que fuera tan excepcional y memorable como el resto de la semana. Y al darme cuenta de esto, decidí tomar cartas en el asunto, antes de graduarme...

Aquí vale la pena hacer un pequeño paréntesis para exiplicar mis acciones en ese momento de mi vida. Tal vez de esa manera suenen mas coherentes. Y si no, pues ni modo.

Resulta que en ese momento, la película de Fight Club se había convertido en todo un fenómeno entre la mayor parte de la población de estudiantes en mi escuela. Se había convertido en todo un éxito, en una grán influencia, y en un clásico instantaneo. Y precisamente por esto, muchos de nosotros comenzamos a recrear algunas de las ideas de la película. Sin embargo, ninguno... repetiré: NINGUNO de los intentos hechos por traer a nuestra realidad una de las ideas de esa película fué tan exitosa, como el que yo llevé a cabo. Project Mayhem fué una realidad gracias a mi. Y todo comenzó un lunes...

Era Lunes. Maldito Lunes. Lunes Gris y Rutinario. Y lo odiaba un poco. Lo odiaba por no ser sobresaliente de los demás dias de la semana. Simplemente era mediocre y punto. Y no dejaría de serlo. A menos que alguien hiciera algo para cambiarlo. Podía verlo de manera clara: Ese lunes saldriamos a lunch y no sería mejor que cualquier otro lunes que hubieramos tenido. Pinche Lunes. Después de las 10:00hrs llegué a la interrogante: ¿Cómo erradicar la monotonía de este y subsecuentes lunes?

Después de una hora de darle vueltas a esta situación sin lograr llegar a una solución, la oportunidad de lograr un cambio se me presentó repentinamente. La clase previa a la hora de lunch había terminado diez minutos antes. Eso se traducía en diez minutos de ocio. Diez minutos mas de lunch. Diez minutos de completa libertad para reorganizar ese ENORME desmadre que tenía en el locker que compartía con el Boobs. Ya antes el Boobs me había regañado por todo el desorden que tenía, asi que tranquilamente podía solucionar mis problemas de espacio y evitar conflictos posteriores. Podía arreglarlo. Pero nunca lo hice. Y nunca lo hice, no por hueva, ni porque no me alcanzara el tiempo, ni porque fuera imposible lograrlo. Simplemente no lo hice porque al abrir mi locker lo ví frente a mi. Y al verlo me vino la idea a la cabeza. Era tan obvio ahora que la veía. Que tonto había sido al no haberlo pensado antes.

Lo saqué del locker, todavía en su envoltura de papel aluminio y lo llevé cuanto antes a la barra de condimentos de la cafetería. Era el golpe perfecto. Y cambiaría nuestra vida estudiantíl desde ese momento. El sandwich del Boobs estaba en mi poder, y yo lo llenaría de chiles jalapeños sin que él se diera cuenta, y después esperaría pacientemente a ver la reacción del Boobs al morderlo. ¡Era Perfecto! Una broma sin previo aviso, advertencia o razón. Una broma que cumplía con el principio de toda grán broma en la historia: Era una Broma porque sí. Y funcionaría a la perfección porque nos haría el día a todos nosotros.

Devolví el sandwich repleto con jalapeños al locker que compartía con el Boobs y me fuí al punto de encuentro a esperar. Pasó el tiempo y llegó el Memorias, El Capo, el Huevas, el Huevin, el Compaito, el Huicho, y al final llegó el Boobs. No se pudo haber planeado mejor, pues el hecho de que el Boobs llegara al final me permitió avisarle al resto de la banda acerca de la broma del día. La expectativa era mucha, pero todos pudimos conservar la calma y esperar discretamente esa primer mordida que el Boobs le daría al sandwich. En eso, alguien (no recuerdo quién) le dió un buen toque al contexto de la broma al preguntarle al Boobs: "Oye, y...¿tú porqué no comes chile?". Obviamente, el Boobs contestó sin sospechar nada: "Pues por que no me gusta". Entonces, sucedió: el Boobs le dió una ENORME mordida a su sandwich de jamón de pavo y comenzó a masticarlo. Dos segundos después, el bolo alimentició del Boobs estaba en el piso, y nosotros recibíamos mentadas de madre de su parte. Fué grandioso. Todos reimos.

Después de disculparme con el Boobs, hice El Anuncio Oficial: A partir de ese momento y para terminar con la monotonía de los lunes subsecuentes, entre nosotros nos haríamos bromas a lo largo del día. Ninguno de nosotros podría enojarse por muy pesada que la broma fuera, y las represalias tendrían que llevarse a cabo el lunes posterior. Lo llamaríamos "Lunes Locochón".

Hoy en día, el Lunes Lococón es de las cosas que mas extraño de high school...

1 comment:

Hectorin said...

Lunes locochón que ombre tan ñoño!!!
Pero quiero saber que otras bromas se hicieron!!!