Al abrirla, encontré justo lo que recordaba que había dejado ahí: una pequeña maleta amarilla, y una toalla. La toalla y la maleta que me habían acompañado ese sabado. El sabado en el que se cumplió uno de mis tantos sueños guajiros, y al hacerlo, me dí cuenta de podía hacer mejores trucos que los de Copperfield. Sacudí mi toalla. Todavía tiraba un poco de arena. Al abrir mi maleta encontre mi par de sandalias, tambien con arena en las suelas, y mi traje de baño. Todavía tenía sal del mar. En un rincón de la cajuela, todavía quedaban restos casi microscópicos de las cervezas que se rompieron a causa de la arquitectura mediterranea. Al ver esto, y recordé que yo era la única persona en muchos kilómetros a la redonda que sabía lo que estos objetos significaban. Me dí cuenta de esto, y sonreí. Sonreí de una manera en la que parecía que hacía décadas que no lo hacía. Pero no era así. Y se sintió muy bien. Y me dió una muy buena vibra acerca de este nuevo año...

1 comment:
Un buen día Artemio estaba en el jardín de su casa jugando mancala.. en lo que le tocaba su turno, volteó al cielo y junto al techo de su casa -que era una construcción mediterránea- vio que dos estrellas en especial estaban brillando fuera de lo común. Gracias a eso Artemio tiró la creveza que estaba tomando y se hizo añicos. Que distraído no??
Post a Comment