Tuesday, February 22, 2005

The Condechi Chronicles 3

"Después de haber sido víctima de la "justicia divina", mi vida carecía de mucho sentido, pues había perdido una parte fundamental de mi look de rockstar. Decidí tirarme a la bebida y al desenfreno pasional... a decir verdad decidí que era mejor olvidarse del tema lo mas pronto posible. Así que de nuevo, recurrí a aquella zona donde las personas se pueden perder con sus pensamientos para procesarlos en ideas nuevas y frescas. En esta ocasión me acompañaba una alma caritativa que se había conmovido con mi caso, y que eventualmente se convertiría en un principal gurú musical para mi: Mai. Debido a su enorme sabiduría en lo que a lo alternativo y lo 'indie' respecta, su sencillez me llenaba de optimismo hacia el futuro: no todo estaba perdido.

"Recuerdo que en aquella ocasión, después de una charla llena de amigos en común y de anécdotas cuyos personajes principales se encuentran clasificados bajo la categoría de 'gay', decidimos explorar los alrededores de la zona. Así fué como encontré la primer tienda 'Vintage' (denominada así por Mai) de la Condesa. Esta tienda me recordaba todo aquello que alguna vez había planeado para mi departamento de soltero: concepto 'retro-minimalista' con ligeros brotes de cultura pop y de aromas estilo Mauricio Garcés. Aquello me maravillaba de una manera inimaginable: la tienda también vendía juguetes de 'Astroboy' y 'Viewmaster´s' en su empaque original.

"Al salir de este lugar, mi sentido de la aventura me decía que habría más lugares de ese estilo por descubrir, asi que con el ímpetu de un niño de diez años explorando el mundo, le pedí a Mai que me mostrara más lugares de este estilo; petición a la cual supo responder con la promesa de mostrarme un lugar donde vendían los famosos ositos 'Qee'. Honestamente no podía creer esto, ya que los mentados osos son el objeto mas complicado de conseguir hoy en día. Así que cual 'Remi', nos dirigimos a la tienda prometida.

"Llegamos a una tienda de ropa un poco extravagante, pero sin perder aquel detalle 'cool' que tiene la ropa que se vende en cualquier lugar de la Condesa. Pasamos a una sección 'para conocedores' dentro de la misma tienda que estaba llena de vitrinas, las cuales resguardaban una serie de juguetes miniatura de colección.

"'...Y ¿dónde estan los ositos?', Mai preguntó amablemente al dependiente de la tienda
'Pues la semana pasada tuvimos una exhibición de nuestra colección y pues ahí se terminaron. Seguramente la próxima semana tendremos mas' contestó el dependiente
'¡Maldita sea!' Exclamé de la manera mas educada posible.

"Después de estar lleno de un alto nivel de expectativa, y no encontrar los ositos, la frustración era inevitable. Había que hacer algo para contrarrestar aquel sentimiento que a la larga arruinaría el resto del día. Fué ahí donde lo decidí. Tenía que tener algun tipo de emoción fuerte para olvidar la frustración. Sólo por eso lo decidí tan espontaneamente: '¿Sabes donde queda El Village?'. Mai me llevaría al lugar de los hechos, a la escena del crimen, a enfrentar mi destino, a recuperar aquellos preciados lentes de rockstar.

"Durante el camino, ambos repasamos una serie de mentiras creibles en caso de que los altos mandos del establecimiento comenzaran a hacer demasiadas preguntas. En ese momento mi desición era lo más fuerte de este planeta, y mis habilidades histriónicas eran impecables. Para que el plan diera resultado, tendría que mentir sin titubear y sin dar señal de nervios. Justo al llegar al lugar, mi sistema se colapsó, y los nervios de acero que me acompañaron durante el trayecto, se volvieron de fideo hervido. No había marcha atrás: el show debía continuar. Le pregunté a una mesera del lugar acerca del objeto perdido, a lo cual respondió con serenidad: 'Le tendré que preguntar al dueño, él es el que guarda las cosas perdidas'. El plan se complicaba, pero eso no significaba que no lo podía manejar.

"Apareció el dueño del lugar. Un hombre que se le parecía muchisimo a 'Grumpy', excepto por el pequeño detalle que el no usaba ninguna especie de gorro de minero. Esta vez le pregunté al dueño acerca del paradero de mis anteojos, a lo que me contestó: 'Pues checaré en la oficina, ahi deberían de estar'. Con esta respuesta, el nivel de nervios se triplicó. Mi sistema no podía aguantar otra espera, sin importar cuan pequeña fuera. En estos momentos, mi mente estaba en blanco, así que necesitaba un poco de apoyo de mi complice en turno: '¡Ya olvidé lo que tengo que decir!'. Mai contestó con toda la serenidad que yo carecía: '¡Miente!¡¡Sólo miente!!'.

"La hora había llegado, el dueño de El Village reapareció en escena con mis anteojos en la mano derecha. Se acercó a nosotros y preguntó: '¿Son estos?'
'¡Sí!, son esos...', contesté con prontitud.
'¡Uy! Pues a mi me pasaron el reporte que cuando los dejaron se fueron sin pagar'
¡Fuck! estabamos perdidos, mis anteojos se volvían irrecuperables a medida que avanzaba la conversación. Sin embargo, recordé lo que Mai me había aconsejado segundos antes:
'Pues honestamente nos fuimos sin pedir la cuenta. Pero sí dejamos el dinero sobre la mesa. Tal vez los niños de la mesa contigua lo tomaron sin que nadie se diera cuenta...' Dije sin titubear... La respuesta del dueño determinaría el futuro de la conversación, y por lo tanto del futuro de mis gafas, y de paso, el futuro de mi vida.
'¡Ah! En ese caso, ten, aquí estan tus lentes. ¡Vuelve pronto!'

"¡¡No lo podía creer!! Ni Mai ni yo podíamos creer que aquel individuo con cara de pocos amigos, hubiera sido tan amigable en una situación tan delicada. Así que para evitar caer en mi propia mentira, agradecí la hospitalidad del dueño, dí media vuelta, y caminé hasta el final de la calle conteniendo mis ganas de gritar a todo pulmón que era el dueño del mundo. Al dar la vuelta en la esquina, le agradecí infinitamente a Mai por haber sido mi complice el día en que recuperé mis lentes de rockstar. Día que, sin que nosotros lo supieramos, se extendería sin previo aviso..."

The Condechi Chronicles 2

"A pesar de que la Condesa es una de las zonas de esta ciudad donde se puede encontrar mucha amenidad, es criticada por cierto sector de la población por ser un lugar frecuentado por una de las tribus urbanas mas despreciables de nuestros tiempos: Los famosos 'Posers'. Esta tribu urbana se caracteriza, más que nada, por el hecho de que sus miembros son individuos que sólo 'dan el gatazo'. Es decir, sólo aparentan ser, y por ende, debajo de su cubierta no hay nada de relevancia alguna para el ojo analítico: un vacío interior de proporciones épicas. Sin embargo, el hecho de que algunas zonas de nuestra amada Condesa sean el refugio perfecto para este tipo de seres humanos, no significa que también existan zonas de la misma donde no se detecte señal alguna de esta tribu. Esto lo descubrí hace muy poco tiempo.

"Siendo yo una persona de recursos alternativos, logré adquirir la buena voluntad de una nueva guía que me mostrara todos los rincones (prohibidos y legales) de esta colonia. Debido a que ya había acreditado los cursos de 'Condechi 1' y 'Condechi 2' para principiantes, la primer leccion que esta nueva guía me dió fué la de como reconocer y encontrar lugares 100% Condechi (este término se refiere a los lugares 'Posers-free'). Así que tomamos una pequeña desviación de aquella zona en la calle de Michoacán y nos dirigimos hacia los alrededores de Parque México. Según ella, esta zona es 'de la gente verdaderamente Condechi'. La verdad es que no lo dudo. Poblada y frecuentada por gente que en su juventud fué Bohemia (y lo sigue siendo veinte años después), esta zona despide una perceptible aura de tranquilidad, por lo cual no es cosa complicada el sentirse cómodo ahí.

"Después de beber un café, de tener una agradable charla, y de olvidarme de las presiones del planeta, llegué a la conclusión de que sería un excelente lugar para retirarme..."