El lunes me desperté con el horrible recuerdo de que a pesar de que oficialmente habían comenzado las vacaciones, todavía no podía descansar del todo. No porque todavía tuviera trabajos que entregar, o ensayos que escribir, o exámenes que resolver; sino que todavía tenía que responder al llamado de mi maestra de Finanzas 1. Todavía no sabía que tipo de aclaración tendría que hacer, en caso de tener que hacer una. Lo unico que sabía era que sucediera lo que sucediera tenía que aparecerme en el ITAM a la hora acordada. Simplemente para tener la posibilidad de idear un plan de contingencia en caso de que lo peor sucediera. En la mayoría de los casos trato de ser optimista acerca de mi situación, sin embargo, esta ocasión era distinta. No podía apartar mi mente de que todavía existía una pequeña posibilidad de que de pronto, el obstáculo que representaba esa materia se convirtiera en una pared contra la cual no tendría opción mas que estrellarme.
Salí de casa rumbo a la H. institución ya mencionada, tratando de ocultar la ansiedad y el suspenso que me había invadido. En el camino comencé a recordar lo que me había sucedido en las ocasiones anteriores en las que tenía que enfrentar mi destino. Todo el mundo se veía distinto, somo si yo estuviera muy alejado de él a pesar de lo cerca que me encontrase de los objetos. Todo se sentía ajeno a mi: la música, la luz, el aire. Todo. Pero no en esta ocasión. A pesar de sentir un poco de miedo y de haberme convertido en un manojo de nervios, en esta ocasión no me sentía como cuando todo había salido mal en el pasado. Pensé que todo era una falla en mi sistema de navegación interno y decidí distraerme con lo que sucedía a mi alrededor.
Al llegar a la escuela, recordé la charla que había tenido con Simitrio Vega acerca de Finanzas 1:
-"¿Con quién llevas Finanzas?"
-"Con Juliana Gudiño", respondí.
-"¡MADRES!"
-"...No me digas que ella fué quien te reprobó, ¡porfavor!"
-"Esa vieja es una perra. No se tieneta el corazón a la hora de reprobarte. Al final te das cuenta de que le vales madres"
-"¿Ni aunque tengas un buen trabajo final?¿Ni aunque hayas ido a todas las clases?¿Ni aunque hayas participado en las clases?"
-"Mira guey, yo no falté a ninguna clase y participaba y si me ubicaba de nombre y todo, y al final me reprobó. Cuando fuí a hablar con ella, le valió y me mandó muy lejos"
-"..."
-"¿Ya te ha hechado miraditas? Es medio cuzca la mujer"
-"¡Sí! Si me ha visto de una manera medio... distinta. Eso seguro que es buena señal, ¿no?"
-"¡Jajaja! pues a mi también me hechaba mis miraditas, y ni así pasé"
-"¡Fuck! Y yo que pensaba seducirla si algo salia mal..."
Esta conversación fué bastante inquietante en su momento, y en el momento en el que me dirigía hacia el cubículo de mi maestra, el recuerdo de esta no era nada reconfortante. Al llegar al pasillo de Administración, todavía me quedaban unos 20 metros por recorrer, así que decidí caminar con pasos ligeros para que no se escuchara mi caminar y poder contar con el elemento sorpresa. Al faltar unos 3 metros para alcanzar la puerta, noté que la puerta del cubículo de Juliana Gudiño se cerraba de una manera bastante hostil, pero ninguna persona salió de la oficina. Había sido cerrada por dentro. Al llegar a la puerta, me percaté de que en ese momento Juliana había estado pegando las calificaciones en la misma para reducir el número de interrupciones en su día de trabajo. Tratando de controlarme, decidí evitar ver cuantos NA's (No Aprobados) había y en que lugar de la lista se encontraban. Simplemente me concentré en encontrar mi clave única y descubrir que calificación se encontraba junto a ella.
Salí corriendo del pasillo. Tenía que quemar energia, ansiedad, y estres acumulado. El pronóstico se había cumplido. El mantra se hizo realidad. Ahora puedo disfrutar de mi verano...
1 comment:
uh. cognitively text.
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