Monday, October 04, 2004

La Estrella Invitada

Hace poco tiempo, me encontraba sentado en la sala de espera de mi quiropráctico, haciendo lo que todos sus pacientes hacen en ese lugar: ser muy, pero MUY paciente. Generalmente hay mucha gente aguardando su turno para pasar a consulta y recibir el tratamiento del Dr. Metta Fallena. No es nada extraño tener que esperar un mínimo de 45 minutos para poder entrar al consultorio del doctor; los que ya poseemos este dato, llegamos mentalizados de tal manera que cualquiera de las sillas de la pequeña sala de espera nos parece extremadamente cómoda. Claro que, de igual manera, vamos armados de alguna lectura de nuestra preferencia, ya sea una revista o un libro. Fué mientras estaba sumergido en este ritual de la espera cuando apareció: la estrella invitada.

Desde que nos graduamos de la preparatoria, El Capo y yo, no hemos podido dejar de pasar más de un mes sin hablar acerca de esta estrella invitada. El Capo es un asiduo 'fan' de una anécdota en particular: "Mientras vaciabamos grenetina en los inodoros del sanitario de hombres, discutíamos temas de suma importancia para cualquier caballero en esa edad. De pronto, ella preguntó si nos incomodaría el que ella hiciera uso de las instalaciones del sanitario, pues deseaba subsanar sus necesidades fisiológicas. Todos los presentes le respondimos que no habría problema puesto que todos tenemos este tipo de necesidades de vez en cuando. Fué así que fuimos testigos de aquel evento sin precedentes: una dama tan distinguida como ella estaba utilizando el sanitario de caballeros. Fué una belleza...". En realidad, ambos guardamos con cariño la memoria de ese acontecimiento debido a su peculiaridad.

Además de ser protagonista de aquella historia de baños, esta estrella invitada era conocida por su talento en la fotografía (realmente era devota del cuarto obscuro y de aquellos químicos que forman parte del proceso del revelado); por ser alumna brillante en clases diseñadas para pequeños preparatorianos bohemios (Post-modernism, Existencialism, World Religions, etc...); y por poseer los ojos, el semblante, y la figura más bella de todo el Colegio Americano. Ella era Mariana "La Colombiana". Su brillante cabello negro azabache, su morena tez y su estilo neo-hippie la hacían destacar en aquella multitud de estudiantes pubertos. Su buen humor provocaba sonrisas hasta en los más amargados. Su "popularidad" era envidiada hasta por la niña más fresa en el plantel. Pero era la combinación de todos estos factores lo que nos arrancaba suspiros al por mayor. Vaya, era una mujer bella.

Después de nuestra graduación, el número de individuos que poseían información acerca del paradero de Mariana disminuía exponencialmente con el paso del tiempo, hasta que, se dejó de saber acerca de ella... de su vida. Muchos especulaban que ella había ido a estudiar fotorgrafía a Nueva York. Otros eran de la opinion que había optado por estudiar filosofía en algún lugar en el continente Europeo. Sin embargo, no existía ninguna certeza acerca de ella además de las historias de preparatoria donde "La Colombiana" era protagonista. La falta de información acerca de ella la convirtió en Leyenda. Y como todos los personajes de leyenda, su regreso era esperado con un grán nivel de espectativa. Ella era la grán incógnita. Hasta el día en que cruzó aquel umbral hacia el interior de la sala de espera de un quiropráctico en la zona de Polanco.

Se registró con la recepcionista y tomó un lugar de la sala dispuesta a terminar el libro de Vargas Llosa que llevaba bajo el brazo. En esos momentos, no sabía como reaccionar, así que seguí leyendo la revista que tenía en la mano. "De todos los lugares disponibles -que siendo sincero, sólo eran trés- se ha sentado justo en el que esta a mi derecha... ¡diablos! SEGURO ni se acuerda de mi...", pensé con un poco de ansiedad juvenil. Un par de minutos después, me percaté de que si bien su memoria no era capáz de recordarle quién era yo, su subconsciente sí. Noté que me miraba de una manera discreta, como tratando de determinar si me conocía o no (obviamente mi "look" actual no es nada parecido al de la preparatoria, y esto dificultaba la tarea de identificarme). No fué sino hasta que noté la tercera mirada (tal vez fueron más, las mujeres suelen ser bastante discretas) que decidí voltear hacia mi derecha, poner mi mejor cara, y saludarla.

-"No me recuerdas, ¿cierto?", dije sin ninguna molestia.
-"Pues... te me haces conocido. Solo que no recuerdo de donde te conozco...", respondió un poco apenada.

Éste fué el inicio de una larga charla con Mariana "La Colombiana", en donde me revelaría que había sido de su vida durante estos últimos años. Noté que su cara tenía un número considerable de cicatrices; obviamente de los 'piercings' que se había hecho en diversos lugares del semblante y que, por alguna razón, ya no tenía. Esto rompía aquélla imagen que mi cabeza había formado de ella: una mujer muy atractiva. Esta "primera impresión" es comparable con la desilusión de averiguar que los Reyes Magos son ficticios. Durante la charla, me confesó que había decidido no asistir a ninguna universidad, y así poder viajar por toda la República Mexicana. Durante sus viajes, ella había aprendido a hacer artesanías mexicanas: Desde bordar y hacer muñecas de trapo, hasta hacer pulseras de jade y otro tipo de piedras. Descubrí que sus viajes alrededor del país eran de bajo presupuesto, por lo que se transportaba "por dedo" (como ella le llama); Es decir: con el dedo pulgar, pide aventón en las carreteras. "No creas que se va a parar uno de esos autos 'nice' a darte aventón. Eso JAMÁS sucede. Siempre me dán aventón los traileros; gente tan bondadosa pero tán atormentada...", me confesó cuando indagué acerca del viaje "por dedo". Este pequeño dato me llenaba de dos sentimientos: asombro y angustia. Asombro por el hecho de que es una forma bastante curiosa de viajar, que núnca se me hubiera ocurrido aplicar en la vida real. Angustia porque (y no tengo nada en contra de los transportistas) no sé que tán confiable pueda llegar a ser un trailero desconocido.

Después recordé que quién hace este tipo de cosas (viajar "por dedo") es porque se sabe cuidar bien. Así que mi angustia desapareció, pero mi asombro permaneció al grado de querer intentar esta forma de viajar, algún día. Antes de concluir nuestra plática (que comenzaba a parecer más una entrevista que una charla), "La Colombiana" me reveló un dato más acerca de ella: ya no tomaba fotografías. En vez de hacer eso "me dedico a hacer malabares y actos circences con fuego. Los hago con mi novio; llevamos como año y medio haciendo malabares con fuego. Es bastante chido porque de vez en cuando nos llama algún circo para estar con ellos. El circo nos dá comida, transporte y hospedaje mientras trabajemos con ellos". Fué entonces que me quedé sin palabras.

-"Creo que te acaban de llamar a consulta, ¿no?"
-"Esteee... sí..."

Me despedí de Mariana de una manera casual, y nos deseamos buena suerte. Seguramente volverá a pasar mucho tiempo ántes de volver a saber de ella. Probablemente me entere de que ha cumplido su sueño: Llegar a Argentina, donde estudiará Historia del Árte...

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