Wednesday, September 08, 2004

What a Day

El primero de mis muy malos días de la semana comenzó de esta manera, y tal vez debí adivinar, por su alta carga negativa, que vendrían más días igual, o peor de jodidos, y que tendría que tomar mis precauciones. Sin embargo, no lo hice, y ahora sufro las consecuencias.

Hoy me levanté con toda la convicción del planeta de llegar bañadito, peinadito, perfumadito, y tempranito a la escuela. Tal vez esto no suene muy difícil. Sin embargo, habrá que mencionar que mi primer clase es a las siete de la mañana, y que para lograr llegar a tiempo, debo salir de mi casa alrededor de las seis y cuarto; para lograr esto último, debo levantarme a las cinco y media de la mañana, ¿ok?. Así que salí con tiempo de sobra de mi casa pensando: "Uy, que chido! me tocará lugar de ejecutivo en el estacionamiento". En ese momento no tenía idea de lo que me esperaba.

El Periférico estaba totalmente cerrado y ya eran las seis y veinte de la mañana. "Que raro. Normalmente lo abren a las seis. Equis. ¿Cuán congestionado puede llegar a estar la lateral a esta hora?". La respuesta: Suficientemente congestionado como para que llegara a las siete y media de la mañana, aún con el uso de vías alternas improvisadas (tuve que "San-Angelear" unos cinco minutos hasta llegar a un camino conocido que me llevara directo a la escuela). Hasta ahora, el nivel de "stress" era soportable: 3 (en una escala del 1 al 10 donde 10 es lo más alto)

Diez de la mañana. Hora de mi clase favorita: Finanzas. Para estas horas, la verdad es que había rockeado lo suficiente como para haber olvidado el incidente de la mañana. Así que me dirigí al aula donde aprendería a manipular cualquier instrumento financiero (bonos, acciones, etc.). Una vez más, tenía toda la intención de absorber todos los conocimientos que me impartieran durante la próxima hora y media. Una vez más, mis intenciones serían truncadas por una maestra cuyas notas mentales le indicaban que ya no había tiempo como para darse el lujo de ver el tema con la calma necesaria para que los pupilos aprendiesen a la perfección todo lo que había que saber del tema (que en este caso era "Tasas Efectivas"). Así que mi queridísima Mafer (la Profesora María Fernanda Gómez , Directora de la carrera de Administración, prefiere que la llamen "Mafer") decidió dar la clase a exceso de velocidad, eliminando cualquier posibilidad de que alguno de los alumnos presentes pudiera asimilar algo de lo que se exponía en clase. Obviamente salí diciendo en un tono de total frustación: "No entendí ni un carajo".
Nivel de stress: 4. El examen se acerca, pero tengo suficiente tiempo.

Justo después de abandonar el salón donde se impartió mi clase de Finanzas, decidí desahogarme un poco escribiendo algo para este espacio de renombre mundial: Ras Remix. Sin embargo, la página de Blogger no se dignó a subir archivos el día de hoy. Un intento. Dos intentos. Tres intentos. Cuatro intentos. ¡CINCO intentos!, y ahí me detuve. No solo no pude subir mi "post" a la página, sino que perdí diez minutos de mi tiempo con cada intento.
Nivel de "stress": 4.5. No es para tanto. Puedo "post-ear" después.

Poco después del incidente con internet, Nadia (cuya amistad data de 1996 D.C.) decidió rescatar el buen humor que me quedaba sin saber que lo hacía. Me llamó con la alegría que la caracteriza y me invitó a una taquiza totalmente gratis a tan solo unos pasos de su casa (lo cual es bastante conveniente ya que eso ubicaba la taquiza a tan solo 5 minutos de mi casa). Esto me llenaba de satisfacción y de gran alivio, pues en esos momentos no contaba ni con un centavo para comer. "¡Claro! Voy para allá". Una vez más en el día: Error. Justo cuando pronuncié esas palabras, que daban por concluida la llamada telefónica, una de las personas encargadas del famoso ITAMMUN (dentro del cual, tengo responsabilidades inaludibles), me señaló amablemente que tenía que asistir a la junta del día inmediatamente. Como ya pudieron adivinar, esta junta aplastaba todas mis esperanzas de llegar a la taquiza gratis, pues para cuando terminara, y pudiera trasladarme al lugar de la taquiza, sería demasiado tarde. Tuve que chutarme la estúpida junta con el estómago vacío.
Nivel de stress: 5.5. ¿No pueden darse cuenta de que muero de hambre?

Continuando con mis responsabilidades de ITAMMUN, decidí regresar a la oficina a checar el nivel de convocatoria de la comisión a mi cargo. ¿Qué reacción podía yo tener al descubrir que no había gente dispuesta a inscribirse en mi comisión? Pánico. Pánico absoluto. En menos de treinta horas se iniciaría el grán evento y justo entonces, la gente empezó a cancelar su asistencia. Era hora de tomar medidas. Drásticas, extremas, permisivas, evasivas, ¡las que fueran!. El chiste era tomar medidas. Así que busqué apoyo en mis conocidos, los cuales, respondieron (durante todo el día) de una excelente manera al llamado de su rockstar preferido. Sin embargo antes de que la primer respuesta se manifestara, partí hacia el sur, con el propósito de extender una cordial invitación a mis amigos del CESSA a que participaran en ITAMMUN.
Nivel de "stress": 7. ¿Dónde quedó mi poder de convocatoria?

Mi llegada al CESSA fué (como siempre) un grán acontecimiento para todos los que ahí estudian. No solo porque soy el típico "bicho raro", entre una multitud de chefs, sino porque siempre se me ocurre una manera (nueva) de burlar al personal de seguridad de esa institución (que por cierto, tienen instrucciones de no dejar pasar a NADIE que no sea alumno, o profesor, o que sea empleado de esa institución). Con el buen humor de siempre, me dispuse a hacer labor de convencimiento con todos los presentes. Bueno, no todos. Sólo los que se encontraban acompañando a mis amigos que ahí estudian. Claro que, el apoyo que me brindaron no era el que yo esperaba, aunque no era nada despreciable. Ellos pensaron que era una cuestión de dinero. Al tratar de explicar nuevamente en que situación me encontraba, el interés comenzó a disiparse. Así que yo solo pude responder devolviendo el dinero, agradeciendo el apoyo, y explicando que no se trataba de ese tipo de apoyo.

Debido a que en ese momento nos encontrabamos junto a la diminuta cancha de futbol de la escuela, decidí unirme a la "cascarita", ya que amablemente me invitaban a ser portero de un equipo, gracias a que nadie mas estaba dispuesto a asumir tal responsabilidad. Sin embargo, siendo esa una cancha de minúsculas dimensiones, el estilo de juego era totalmente distinto a lo que cualquiera esta acostumbrado. Esto resultó en dos goles consecutivos en nuestra portería. Realmente me sentí totalmente estúpido por no haber reaccionado adecuadamente para evitar ese par de anotaciones. Sin embargo, el buen humor y el espíritu de hermandad que distingue a los CESSA-reos, logró que me sintiera un poco mejor acerca de mi desempeño en el juego.

Al estar descansando, fuera del campo ya, y platicando con unos amigos, llegó la chica de los ojos preciosos. Punto y aparte. Justo ahí recordé porque me gustaba. Me cuestioné el porqué había dejado de llamarla por teléfono tan repentinamente y porqué había dejado pasar tanto tiempo para volverla a llamar. Pero el futuro me alcanzó el día de hoy, y ella estaba parada justo delante de mi, con su mirada... su cabello... desfalleceré en cualquier momento. Opté por "recuperar el tiempo perdido" (ven como esta narrativa esta llena de "clichés"), y le invité un helado de la cafetería. Claro que era su helado favorito. La conversación, el humor, la disposición, todo estuvo perfecto. Parecía que no había nada por qué preocuparse. Las cosas marchaban bien entre los dos. Esto me logra que sea feliz de nuevo.
Nivel de "stress": 4. Estoy con unos cuates, me la paso bien, y se me ha olvidado casi todo lo anterior.

Debido a que ya estoy en el CESSA, con mi mejor amigo, El Capo, era de esperarse que nos dirigieramos a la ciudad a rockear en una escala mayor a la del CESSA. Así que nos dirigimos hacia un establecimiento de hamburguesas (de esas que tienen como "mascota" a un payaso de cabello rojo). En este establecimiento, se rehusan a servirme un jugo de naranja de 32oz debido a que "Pus, esque, no se puede joven". Así que decido pagar el doble del precio de un jugo de naranja (adoro el jugo de naranja que sirven ahí) con la esperanza de que acepten este excelente trato, y finalmente subsanen mi fuerte deseo por un jugo de naranja de 32oz. Sin embargo, los cajeros (se necesita mas de una persona en la caja para lograr que la caja registradora funcione...) que nos atendieron parecían no tener noción alguna de los negocios, puesto que no solo se rehusaron a servirme mi jugo de naranja, sino que se burlaron ante tal oferta. Finalmente, el gerente del lugar vino a darles una pequeña lección de aritmética y explicarles que "pagar el doble" significa que la cantidad se pagaría dos veces sólamente por un producto... y no que se pagaría la mitad de la cantidad por el producto. Aunque salí del local con mi jugo de naranja, no pude disfrutarlo adecuadamente debido a que los amplios conocimientos que poseian los cajeros del establecimiento me provocaron un muy mal sabor de boca
Nivel de "stress": 6. Mi jugo no sabe igual de rico cuando estoy enojado.

En el camino de regreso, decido contarle al Capo acerca de la chica de los ojos preciosos, a lo cual el sólo me respondió que tenía que decirselo. Ahora. A como diera lugar. "Es más, mándale un mensajito, aca, con jiribilla". En dos segundos, el mensaje ya estaba enviado. Sólo tenía que esperar una respuesta positiva de su parte y estaría del otro lado. La respuesta fué en parte positiva, en parte negativa, y en su totalidad fué una puñalada en el corazón. Literal.
Nivel de "stress": 7. Después de agradecer el cumplido, no tenía que añadir la frase "te tardaste porque ayer regresé con mi ex. Igual y dos días antes todo hubiera sido distinto".

Decidí adoptar una actitud 100% rockstar al respecto, y burlarme de mi mismo. ¿Qué más podía hacer?. Justo cuando volvía a tener buen humor, un fuerte golpe sacudió al Lucas Valdéz (nombre del coche en el cual nos transportabamos). La hora había llegado de bajar del auto y determinar que la culpa era del conductor del auto que nos golpeó (en otras palabras: hecharle montón al individuo que manejaba el otro coche y defender a capa y espada el argumento de que la culpa era toda suya). Ántes que yo pudiera intervenir, escuché las primeras palabras del Capo y supe que su salvación se había esfumado: "Lo siento mano, fué mi culpa. Yo te cerré el paso". ¿Qué?¿Porqué hizo eso si era más que evidente que la culpa no era suya?. Está de más mencionar que el otro conductor logró una defenza bastante sólida a partir de las palabras del Capo. Lo que restaba era llamar al seguro y esperar. Sin embargo, el proceso no fué nada fácil, ya que descubrimos que la póliza del seguro de Lucas Valdéz había vencido un mes atrás, y que era muy probable que no se hubiese renovado esa póliza, dejando al Capo sin seguro de su automóvil.
Nivel de "stress": 9. "¿Que vamos a hacer si no tienes póliza?"

Finalmente, el sistema de la aseguradora reveló que sí se había renovado la póliza, pero que los papeles todavía no se enviaban. Así que enviaron a un ajustador a la escena del siniestro. Debido a que el Capo ya había admitido tener toda la culpa, el ajustador no pudo hacer nada mas que darle la razón y hacer el papeleo correspondiente para que asumiera la responsabilidad de manera legal. El Capo aprendió una valiosa lección acerca de los "daños a terceros" y de "tener derecho a guardar silencio".

Después de todo este fandango, regresé a mi casa alrededor de las 23 hrs. Un delicioso cocktail de aguacate me esperaba en la mesa de la cocina. ¡Vaya si soy fan del aguacate! ¡Alabado sea el aguacate!. Simplemente me senté a comerlo, y una vez terminada la cena pronuncié las siguientes palabras: "What a day!". Acto seguido: me fuí a dormir.
Nivel de "stress": 2. Nada me hace tan feliz como el aguacate.

1 comment:

Alexa said...

Amin, creo que este post se merece especialmente un reconocimiento grande grande. Podrías hacer un cuento completo... no maaa... y neta la narrativa esta pkmadre. Manejas buenos conceptos del tiempo y del espacio interior, jaja. Ver la evolucíón de un día completo con los contrastes provocados por la loca vida( en gral) vistos desde la vida, la perspectiva y los matices de un rockstar me dejan un excelente sabor de boca y puedo decirte que este post es... master :D En verdad que tienes una habilidad para captar los detalles diarios que hacen siempre la diferencia. Por lo menos si algo sacaste de ese día fue un buen post aliviado por las bondades aguacatescas, lo bueno es que ya estabas tranquilo porque si no... acuerdate que es malo pa los enojos.
Besos